El modus operandi es el siguiente.
- El nuevo cliente contacta con el asegurado interesándose en comprar sus productos, facilita los datos identificativos de otra empresa y un número de teléfono, en el que si el asegurado llama le contestarán con el nombre de la empresa dada por el deudor, creyendo que llama a una empresa seria, cuando de hecho esta hablando con un sinvergüenza.
- El deudor suele realizar un par de compras pequeñas al contado y a la tercera hace un pedido grande y solicita que le vendan a crédito, y alardea con el asegurado de que todas las aseguradoras dan buenas clasificaciones por su empresa. El Asegurado pide clasificación que la aseguradora concede de inmediato, y al creer que esta asegurado realiza la venta y evidentemente no cobra.
- Cuando comunica el siniestro a la aseguradora, esta efectúa la reclamación a la empresa verdadera que prueba que nunca ha recibido la mercancía, con lo cual si no hay entrega no hay cobertura.
- La mercancía se ha entregado a un pirata que se ha hecho pasar por una empresa de reconocida solvencia.
El asegurado ha sido víctima de una estafa, y como tal tendría que denunciarla a la Policía, sin embargo casi nunca se recupera nada, ya que el pirata ya se ha encargado de vender rápidamente el producto a un precio inferior al del mercado.
Antes de vender a un cliente nuevo hay que verificar que el sujeto en cuestión sea realmente quién dice que es. Hay que desconfiar tanto de teléfonos fijos como de domicilios sociales o almacenes , que no son “oficiales”.
Jordi Maeso
Director de Manubrok.
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